28 DE ENERO
EL OBSERVADOR
Por Guillermo Fossati
Los CAIF están concebidos para ofrecer cuidados en un entorno seguro y sano, en lo físico, lo emocional y lo social. Fundamental la naturaleza de las interacciones entre adultos y niños y las actividades y oportunidades de aprendizaje que se ofrecen a los niños. Un tipo de interacción que se caracteriza por el apego, la calidez, la seguridad afectiva y un ambiente social hogareño y agradable. Un tipo de interacción que sea respuesta positiva a la necesidad innata de establecer vínculos emocionales y afectivos con figuras de apego, especialmente durante los primeros años de vida.
Las primeras investigaciones sobre los cuidados, la atención y la educación en la primera infancia se interesaron especialmente por la seguridad del apego y la crianza de los hijos. Los comportamientos de apego (vínculo emocional cercano) y las figuras de apego son componentes críticos del desarrollo del niño. La crianza sensible refuerza las conductas basadas en la seguridad porque el niño confía en que la figura de apego estará ahí cuando la necesite.
Por otra parte, hay procesos importantes del potencial para el aprendizaje que tienen lugar antes de que el niño entre por primera vez en un aula escolar. Sobre la base de una extensa y convincente evidencia empírica proveniente de la literatura especializada, la programación de la educación de la primera infancia ofrece una de las estrategias más prometedoras para reducir las brechas de rendimiento que se observan en etapas subsiguientes de las trayectorias educativas. Los resultados comparativamente superiores que alcanzan algunos países en materia de educación y logros de aprendizaje pueden explicarse no solo por tener buenos sistemas educativos, sino, además, por tener buenos sistemas de protección social y programas de atención a la primera infancia de alta calidad.
Un ejemplo de la naturaleza de los efectos positivos del cuidado, atención y educación en la Primera Infancia lo ofrece la OCDE en algunos de sus informes sobre los resultados de las pruebas PISA. Aquellos estudiantes que han asistido a algún centro de cuidado, atención y educación en la Primera Infancia superaban a los estudiantes que no lo habían hecho. Los superaban en aproximadamente un año de rendimiento.
En breve, el desarrollo individual depende del uso que se haga de los recursos cerebrales que se heredan y también de las oportunidades que se tengan para hacer uso de esos recursos. El cerebro se construye por información (la contenida en los genes y la que se recibe del mundo exterior). El cerebro es tanto la fuente como el efecto de la actividad humana. El aprendizaje está subordinado al desarrollo y también el desarrollo es consecuencia del aprendizaje. A medida que los niños crecen, se relacionan con los demás y exploran el mundo, sus cerebros establecen conexiones basadas en sus experiencias. Clave resulta la cantidad y calidad de los estímulos que se reciben del entorno y lo que uno hace en ese entorno.
El argumento a favor de la financiación pública del cuidado, atención y educación en el primer ciclo de la Primera Infancia, es algo natural. Los argumentos que se han esgrimido a favor de la financiación de las escuelas públicas son aplicables a la atención infantil. Subvencionamos la educación por la crucial importancia que la educación tiene para el desarrollo individual y el desarrollo de la sociedad. Lo mismo tiene que aplicar para el primer ciclo de la Primera Infancia; los primeros años antes del ingreso a la educación formal obligatoria. En breve, la financiación del cuidado, la atención y la educación infantil deben entenderse como una extensión natural del razonamiento que llevó originalmente a la financiación de las escuelas públicas. Una buena atención infantil es importante para los niños, para los padres y para la sociedad.
Para beneficiarse, hay que asistir. Los niños y niñas tienen que estar presentes para poder beneficiarse de lo que el CAIF les brinda. Cada día cuenta, para cada niño. Es necesario seguir de cerca y desde el principio el nivel de asistencia para garantizar que las familias lleven a sus hijos al CAIF con regularidad. Intervenir lo antes posible antes de que pequeños problemas de asistencia se conviertan en grandes problemas de asistencia. La conexión CAIF-padres es fundamental. Los niños de familias con bajos ingresos tienen más probabilidades de sufrir ausentismo crónico (hay que acordar definición operativa de ausentismo crónico). El ausentismo crónico disminuye cuando los centros CAIF y las comunidades se comunican de forma activa y se ponen en contacto con las familias cuando sus hijos empiezan a mostrar pautas de ausentismo excesivo. Aplica también para las escuelas.
Hoy no hay una política de asistencia a los CAIF. No se relevan datos para controlar las inasistencias. No se evalúa el nivel de ausentismo crónico. No sabemos por tanto cuál es el impacto y la prevalencia del ausentismo crónico y el uso de la oferta disponible de los centros CAIF. Es necesario saberlo para poder definir políticas de asistencia y hacerlas accesibles a todas las familias, reconocer la buena asistencia, comunicar la importancia de la asistencia regular y continuar con ese mensaje durante todo el año. Explicar a los padres la importancia de la asistencia los hace más dispuestos a llevar a sus hijos al CAIF todos los días. Las familias de los niños son figuras clave para garantizar que sus hijos asistan al CAIF y vayan a la escuela. Fundamental reconocer la importancia del compromiso familiar como componente central del cuidado, la atención y la educación temprana. Plantear una serie de objetivos comunes para el compromiso familiar en todo el sistema de la primera infancia. Llevar a cabo estrategias de participación familiar. Es necesario un enfoque equitativo, coordinado, integral y centrado en la familia y la comunidad.
Necesitamos comprender y crear soluciones que aborden las causas profundas y las condiciones subyacentes que conducen al ausentismo, y crear rutinas y hábitos sólidos mediante el apoyo de los programas de atención y educación temprana y el apoyo a las familias. Necesitamos una definición común de ausentismo crónico y poder saber la magnitud de ese ausentismo en todos y cada uno de los centros CAIF. Necesitamos objetivos razonables de asistencia en función de la edad. Necesitamos ponernos en contacto con las familias cuando sus hijos se ausentan, nunca de forma punitiva, siempre con un tono de apoyo y con el objetivo de ayudar a la familia.
Importa, además, fortalecer la capacidad de las organizaciones de la sociedad civil para lograr menor inasistencia de los niños. Una estrategia de asistencia que releve y haga uso de datos para registrar y controlar la asistencia tanto a nivel del niño como de los CAIF en su conjunto y por Departamento. Incluir la asistencia/ausencias como una necesaria medida objetiva y verificable; necesario para mejorar.
Datos que sean de utilidad para identificar los factores que contribuyen a las ausencias y abordar las barreras que impiden una asistencia constante. Una estrategia de control de asistencia que sea aplicable a todos los niños. Esto es, todos los niños matriculados tienen que estar incluidos en los recuentos de asistencia; no se excluye a ningún niño. Proporcionar además datos resumidos y datos desglosados. Requiere estandarizar la definición y medición de ausentismo crónico, el registro de la asistencia y la presentación de informes. Una vez que se identifiquen a los niños y niñas que tienen un nivel de inasistencia preocupante, reunir información sobre las causas fundamentales, identificar, aplicar y evaluar intervenciones para dar apoyo y reducir ese ausentismo, definido como crónico.
La inversión pública en la primera infancia es necesaria para alcanzar una serie de objetivos sociales y económicos interconectados. Estos objetivos incluyen el desarrollo saludable de la infancia y la preparación para el aprendizaje, la productividad económica y la inserción laboral, la igualdad de la mujer y la reducción de los niveles de pobreza familiar e infantil. El nivel de atención que se ofrece y brinda a los niños en la primera y segunda infancia puede utilizarse como un indicador relevante para juzgar el sistema de bienestar de una sociedad.
Las políticas educativas en las primeras etapas son necesariamente interdependientes con otras políticas sociales (políticas de infancia, políticas de familia). Deberían verse como un todo integrado. Necesitamos una focalización más efectiva para intervenir atendiendo condiciones básicas para generar un contexto social favorable para el buen desarrollo y el logro educativo. Intervenir a tiempo con buenas políticas de infancia y familia y diseñar planes individualizados de servicio a las familias en situación de significativa vulnerabilidad y riesgo social.
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